Luego del enfoque sobre
el delito que proponía la Escuela Clásica de la Criminología hay un cambio de
perspectiva que busca más entendimiento sobre la persona detrás de la acción.
Antes del
establecimiento de lo que se conoce como Escuela Positiva, que será el enfoque
principal del presente ensayo, la Escuela Correccionista tomó un papel de
cierta importancia en la transición del pensamiento de lo clásico al positivismo.
Según Rojas (s.f.), esta escuela es la avanzada de la positiva y se encuentra
entre ambas ya que estudia al ser humano detrás del delito, pero carece del
método científico que busca la Escuela Positiva.
Para el correccionismo,
los delincuentes deben ser tutelados y su voluntad rectificada para que no cometan
otros delitos en el futuro. “Así el Estado ya no tiene su base en el poder sino
en la necesidad de auxilio a los incapaces de una vida jurídica libre” (Rojas,
s.f. p.13).
El cambio de paradigma
al positivismo es algo que se dio no únicamente en la criminología, sino que se
extendió por el ámbito académico en general, incluyendo otras disciplinas como
el derecho y la psicología. Su supuesto básico, a grandes rasgos, es que es
científico sólo aquello que se puede reproducir de manera comprobable (Rojas,
s.f.). Como explica este mismo autor,
En
la evolución hay un antes y después a partir de la escuela positiva en el siglo
XIX. A partir de aquí nace el estudio estadístico del crimen. El método
empírico. Todo lo anterior a la escuela positiva italiana, que se puede
denominar “escuela clásica”, carece de explicación ante el delito. (Rojas,
s.f., p. 5).
Uno de los grandes cambios
de pensamiento en comparación con el manejo del tema de escuelas anteriores es
el de la pérdida del concepto de “libre albedrío”, ya que no se puede
demostrar. Para la criminología positivista, el destino está predeterminado y
el ser humano no lo decide, además de que se consideran seres humanos
diferentes a los demás por factores tanto genéticos como antropológicos, entre
otros.
Esta línea académica
tiene como base política social la doctrina socialista, la doctrina de Comte
como su fundamento metafísico y la teoría de la evolución de Charles Darwin desde
el punto de vista biológico (Molina, s.f.).
En general, se reconoce
a Cesare Lombroso (1835-1909)
como el fundador de la criminología científica. Este autor inició sus estudios
sobre delincuentes, y según su teoría, los delincuentes se pueden dividir en
diversos tipos (Hikal, 2009):
Primero podemos encontrar
al delincuente nato, el cual, según Lombroso, presenta una serie bastante
especificar de características por las cuales se puede determinar si alguien
pertenece o no a esta
Luego, podemos
encontrar al delincuente loco moral, de quien se dice “que es una especie de
idiota moral que no puede elevarse a comprender el sentimiento moral, o por la
educación, esa se estacionó en la práctica.” (Hikal, 2009, p. 36).
Ilustración de estudios de Lombroso. |
Otros tipos de
delincuentes en los cuales divide Lombroso a los criminales son los
delincuentes epilépticos, locos, ocasionales y pasionales, cada uno de los
cuales tiene una serie de características. Estos últimos cometen delitos, por
ejemplo, teniendo como substrato la dolencia de alguna pasión específica.
Más información al respecto
de las distinciones de criminales de Lombroso puede ser accesada por medio del
siguiente video de YouTube de la UNAL:
Lombroso también
escribió sobre la mujer delincuente, comparando el cerebro de las mismas con un
cerebro infantil, no igual al de los delincuentes de sexo masculino. (Hikal, 2009).
Con esta información únicamente,
todo se centra sobre el papel individual y genético de los delincuentes, sin
tomar en cuenta la sociología o el contexto en el cual sucede el delito. A
pesar de esto, Hikal sí menciona que para esta corriente de pensamiento hay una
interrelación entre factores ambientales y endógenos. “La criminalidad será el
resultado de todos estos factores, la naturaleza aportará la materia prima y la
sociedad el marco adecuado.” (Hikal, 2009, p.38).
Según entiendo, esta
particular división de delincuentes no es válida actualmente. Considero que realmente deja por fuera la
socialización de las personas (por lo menos en estos textos que son al fin y al
cabo un resumen de teorías sumamente complejas y elaboradas por años), pero me
recuerda a algunos estudios que parecen indicar una relación entre la
composición física del cerebro y la conducta.
El siguiente es un enlace a un artículo al respecto, sin embargo, es
importante aclarar que los estudios se realizaron con personas clasificadas
como “psicópatas”. No todos los delincuentes son psicópatas (más bien, sin
tener datos exactos, podría sin temor a equivocarme asegurar que la gran
mayoría no lo son) y no todos las personas a las cuales se clasifica como tal
cometerán delitos:
Hago la relación entre
ambos conceptos ya que este tipo de interés en encontrar razones
individualistas, hereditarias o genéticas del comportamiento de los seres
humanos conlleva, para mí, directamente a la cuestión de cómo se manejarían en
la sociedad estas actividades desviadas. Si una persona no puede tomar una
decisión sobre su propio comportamiento, ¿es posible, o siquiera ético, “castigarlos”
por el mismo?
Planteo esta pregunta
no para intentar contestarla de manera inmediata, ya que el tema es sumamente
profundo y requiere de una investigación intensiva para contestarla con siquiera
un nivel leve de propiedad. Sin embargo, considero imperativo que la práctica o
los métodos de intervención deben tener necesariamente una base o deben ser
generados conforme a la razón de base del delito como tal.
Por último, de las
teorías de Lombroso me gustaría rescatar la distinción que se hace entre el
tipo de criminalidad que depende de la clase social. Según él, la criminalidad
violenta se da en los estratos socioeconómicos más bajos, mientras que el
fraude se da más en las clases altas (Hikal, 2009).
Esto es importante ya
que evidencia la importancia del contexto y del modo de vida en la
delincuencia, no limitándola al estatus socioeconómico de la persona, sino
utilizando características personales y aplicándolas al contexto. ¿Cómo se
manifiestan estas supuestas inclinaciones delincuentes dependiendo de la vida
cotidiana de cada persona?
Sería interesante
obtener más información sobre si este tipo de división de crímenes entre las clases
sociales tiene evidencia actual, pero no sería de extrañar que sí existiera una
correlación entre las necesidades que las personas perciben cómo faltantes y los
medios que utilizan para obtener las mismas.
Enrico Ferri |
Un segundo autor
importante de esta época es Enrico Ferri (1856- 1929), autor de “Los nuevos
horizontes del Derecho Penal y del Derecho Procesal”. Para este pensador, es
más importante la prevención que el castigo, y considera que la pena es un
instrumento cuyo fin es la defensa de la sociedad y debe ajustarse a las
características individuales del caso. (Hikal, 2009).
Por último, se
considera que el término “Criminología” como tal fue acuñado por Raffaele
Garófalo (1851-1934), un jurista que criticó que la centralidad de este
pensamiento sea exclusivamente hacia el delincuente, dejando de lado el delito.
“Ese abandono del delito hace que Garofalo defina que es delito. Parte de un
concepto de delito natural, entiende que delito o acto criminal es aquel que va
en contra de los sentimientos de piedad, en contra de los sentimientos de
probidad (honradez). Siendo delincuente aquella persona que carece de estos
sentimientos.” (Hikal, 2009, p.39).
Para este autor, no hay
división entre delito y delincuente. Personalmente, considero esta posición
sumamente extrema, ya que un ser humano es, en la gran mayoría de los casos, más
que el acto que comete, sea cual sea (para no generalizar ya que mis estudios
en el tema son básicos). Por esto es importante la utilización de la sociología
y la psicología y que se utilicen estas disciplinas para acercarnos lo más
posible a un entendimiento total del delito criminal. Todos estos factores
tienen un nivel de importancia en el crimen y ninguno debería ser dejado por
fuera.
Para Molina,
basado en Comte,
“Para el
positivismo hay un mundo de hechos, el único que existe y absoluto como tal,
que hay que observar, al sujeto no le cabe otra tarea que la de observación de
este objeto, debe vaciarse constantemente de su propio mundo (subjetivo) y
llenarse de ese mundo que está frente a él (objetivo).” (Molina, s.f., p.131)
Concuerdo
con la necesidad de que los métodos científicos se basen en aquello que podemos
observar y reproducir de ser necesario. Sin embargo, me gustaría concluir esta
entrada indicando que sí considero que hay factores del comportamiento humano
que no son medibles con las herramientas que tenemos actualmente, o que quizá
no tengamos nunca. Nuevamente, concuerdo con que en términos de estudio se debe
considerar aquello que se puede observar para sacar conclusiones con una base
firme, pero que haya algo que no es medible actualmente no significa que no
tenga valor o que no sea un factor real de aquello que queremos entender. Somos
más que máquinas.
Fuentes bibliográficas
[Fotografía de Enrico
Ferri] (ca. 1856- 1929). Wikipedia. Recuperado de https://sv.wikipedia.org/wiki/Enrico_Ferri
[Ilustraciones
craneales de Lombroso] (.s.f.). Il Messagero. Recuperado de https://www.ilmessaggero.it/primopiano/cronaca/cesare_lombroso_web_sito_delinquenza_universita_delinquenza-3836477.html
Lacayo Rojas, E. (s.f.)
Fundamentos de Criminología.
Molina Arrubia, C.
(s.f.). Evolución Histórica de la Criminología. Ensayo de Criminología
Académica. UPB.
Mouzo Quintanás, J.
(2018) Así es el cerebro de un psicópata. El País. España.
https://elpais.com/elpais/2018/12/13/ciencia/1544726930_213001.html
[Video de YouTube] (2016). Derecho Penal General, Cesare Lombroso. UNAL. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=_1Jtu-NAg6c
Buenas noches compañera excelente trabajo podría decirme que aportes dio Lombroso para la escuela positivista.
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